Ghibli, TOEI, SHUEISHA y más, solicitan a OpenAI detener el uso no autorizado de sus IP

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36 compañías japonesas, entre ellas algunos de los nombres más importantes de la industria del anime y el manga, han solicitado formalmente a OpenAI frenar el uso no autorizado de su IP para el entrenamiento de Sora 2.-

Por Diana Velazquez (DIA)

El 30 de octubre, la Content Overseas Distribution Association (CODA), una organización fundada en 2002 a petición del Ministerio de Economía, Comercio e Industria y de la Agencia de Asuntos Culturales de Japón, envió una carta oficial a OpenAI expresando su preocupación por el uso de obras japonesas en el proceso de aprendizaje automático de Sora 2.

CODA agrupa a 36 compañías, entre ellas Studio Ghibli, TOEI Animation, SHUEISHA, Shogakukan, Kadokawa, Aniplex, TMS Entertainment y TV Tokyo, que representan una parte esencial de la propiedad intelectual cultural de Japón.

En su comunicado, CODA señaló que se ha confirmado que gran parte del contenido generado por Sora 2 muestra una alta similitud con obras japonesas existentes, lo que sugiere que material protegido por derechos de autor fue empleado en su entrenamiento.

La organización enfatizó que, en los casos en que se reproducen o imitan obras protegidas, la generación de esos resultados puede constituir una infracción de derechos de autor, incluso si ocurre durante el proceso de entrenamiento del modelo.

El marco legal japonés exige autorización previa

Según CODA, el sistema de derechos de autor en Japón no reconoce la figura del “opt-out” (exclusión voluntaria), bajo la cual los titulares deben solicitar que su contenido no sea usado. En cambio, la ley japonesa exige autorización previa para cualquier tipo de uso de obras protegidas, incluso si se realiza con fines de investigación o desarrollo tecnológico.

En este sentido, la organización subrayó que ninguna empresa puede eludir la responsabilidad por infracción alegando desconocimiento o aplicando mecanismos posteriores de exclusión.

Las solicitudes de CODA a OpenAI

En su declaración, CODA planteó dos solicitudes concretas:

1. Que el contenido perteneciente a sus miembros no sea utilizado en el aprendizaje automático de Sora 2 sin autorización expresa.

2. Que OpenAI responda con transparencia y responsabilidad a las reclamaciones y consultas de las empresas afectadas por posibles infracciones derivadas de los resultados del modelo.

CODA reafirmó que su propósito no es frenar el avance de la inteligencia artificial, sino garantizar un desarrollo ético y legal que respete los derechos de los creadores y contribuya a un entorno digital sostenible.

SHUEISHA: “La creatividad no debe construirse sobre la violación de derechos”

Por separado, SHUEISHA Ltd., editorial responsable de títulos icónicos como One Piece, Naruto o Jujutsu Kaisen, emitió un comunicado denunciando la reproducción no autorizada de su propiedad intelectual a través de material generado con IA.

La empresa advirtió que el reciente lanzamiento de Sora 2 provocó una “avalancha de videos que imitan obras y personajes reconocidos”, lo que constituye una violación directa a los derechos de autor.

En su texto, SHUEISHA reconoció el potencial creativo de la inteligencia artificial, pero advirtió que este no puede desarrollarse a costa de la dignidad de los artistas ni del trabajo humano detrás de cada obra.

 “Los avances en IA generativa son bienvenidos, ya que permiten que más personas compartan la alegría de la creación. Sin embargo, esto no debe lograrse violando los derechos de quienes han dedicado su vida a crear esas obras”, subrayó la editorial.

Comunicado compartido por Shueisha

Asimismo, la compañía instó a los proveedores de IA a asumir su responsabilidad y adoptar medidas efectivas contra las infracciones, más allá de los sistemas de exclusión voluntaria o compensaciones económicas. También pidió reformas legales nacionales e internacionales que refuercen la protección del contenido digital ante el rápido avance de las tecnologías generativas.

La delgada línea entre la inspiración y la apropiación

La controversia vuelve a abrir el debate sobre los límites éticos y legales del uso de inteligencia artificial en la creación de contenido artístico. Aunque las herramientas generativas han democratizado la producción visual y narrativa, también han difuminado las fronteras entre la inspiración legítima y la copia no autorizada.

En el caso de Sora 2, las acusaciones apuntan a que el modelo fue entrenado con material audiovisual sin consentimiento, lo que plantea interrogantes sobre quién posee los derechos de una obra generada por IA y qué ocurre cuando su estética o personajes replican estilos protegidos.

Los límites del uso de la IA: creatividad con responsabilidad

El auge de la inteligencia artificial ha impulsado tendencias en redes sociales que, aunque no lo hacen de forma intencional, suelen ignorar los derechos de autor detrás de las obras que inspiran sus creaciones. Videos, fanarts o recreaciones generadas con IA de animes y películas populares pueden parecer inofensivos, pero al replicar obras sin permiso, perpetúan una práctica que vulnera la propiedad intelectual de los artistas.

El debate actual no busca frenar la innovación, sino establecer límites claros que permitan a la IA coexistir con el arte sin suplantarlo. La creatividad humana y la inteligencia artificial pueden complementarse, pero solo si se desarrollan dentro de un marco de respeto, consentimiento y reconocimiento hacia quienes dan vida a las historias originales.

Fuentes 1, 2 y 3

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