BLACKPINK en París ¿Por Qué Algunos Ven DEADLINE como el Anuncio de una Pausa?
BLACKPINK cierra su gira en París con dos conciertos contrastantes. ¿Es “DEADLINE” una pausa, un nuevo inicio o el reflejo de su evolución?

BLACKPINK en concierto
Por Demona Luren
Después de haber llenado el Stade de France durante dos fechas excepcionales el 2 y 3 de agosto, BLACKPINK ofreció anoche en París un final de gira digno de su estatus como fenómeno mundial. Sin embargo, la percepción de los conciertos evolucionó de una noche a otra: donde algunos espectadores del 2 de agosto señalaron una falta de energía o de complicidad, la segunda fecha, a la que el equipo DL fue amablemente invitado en palcos VIP, disipó las dudas con un show mucho más apasionante y comprometido.


Una primera fecha tensa
El 2 de agosto, el Stade de France estaba lleno, pero la magia de BLACKPINK parecía tambalearse por momentos. Varios medios y seguidores mencionaron pasajes “en piloto automático”, coreografías menos sincronizadas, una química a medias. Las integrantes, cansadas por una gira maratónica y agendas individuales sobrecargadas, a veces daban la impresión de estar cada una en su propio mundo. Las redes sociales se encendieron rápidamente: ¿estaría BLACKPINK a punto de tomarse una pausa o incluso de separarse? El rumor crece, alimentado por el propio nombre de la gira: “DEADLINE”, percibido como una posible señal de fin de ciclo.

Un segundo aire el 3 de agosto
Sin embargo, el concierto del 3 de agosto cambió completamente el panorama. Desde las primeras notas de “Kill This Love”, el grupo mostró una energía renovada. El setlist, denso y generoso, encadenó éxitos: “Pink Venom”, “How You Like That”, “Shut Down”, pero también solos donde cada integrante se afirma. Rosé, especialmente radiante, compartió con emoción sus recuerdos parisinos, confesó haber escrito algunas canciones aquí (“two years”, “APT” con Bruno Mars), y multiplicó los momentos de cercanía con el público: bajó entre la multitud, improvisó tras bastidores, guiñó a los fans y declaró su amor por París.
Lisa y Jennie impresionan por su actitud hip-hop, energía bruta, cada aparición desatando una ola de gritos. Jisoo, emocionada hasta las lágrimas desde el primer acto, compensa un cansancio palpable con verdadera generosidad, buscando el intercambio con el público a pesar de la barrera del idioma. El público, por su parte, se ha transformado: sorprendentemente más joven, más familiar, menos “OG Blink” pero igual de entusiasta. Los momentos de comunión son muchos, especialmente durante “JUMP”, cuando el Stade de France se convierte en una pista de baile gigante.

Un grupo en mutación
Este contraste entre las dos noches no es trivial. Si la química parece a veces menos evidente, no es cuestión de amistad, ni señal de ruptura. Desde hace varios años, cada miembro de BLACKPINK ha emprendido proyectos en solitario: música, cine, moda, colaboraciones internacionales… Los automatismos de grupo se diluyen, sustituidos por reflejos individuales, una identidad artística más marcada, pero también momentos de vacilación en el escenario. Rosé, de hecho, asume cada vez más un papel de líder natural, presentando a los músicos, cuidando de Jisoo y dinamizando las interacciones.
DEADLINE: ¿una pausa o un nuevo comienzo?
¿Hay que ver en este “DEADLINE” el anuncio velado de una pausa? Nada es menos seguro. Si bien hay señales de transición—carreras solistas florecientes, ganas de explorar otros caminos, energía a veces irregular—, la ruptura no parece estar en la agenda. BLACKPINK sigue siendo un grupo, unido por la historia, la amistad y el público. Pero hay que aceptar que la magia colectiva se reinventa, que el escenario ya no es exactamente el mismo, y que el futuro del grupo quizá se escriba a otro ritmo.

¡BLACKPINK, siempre aquí, pero de otra manera!
El Stade de France vivió dos noches contrastantes, reflejo de un grupo en plena evolución. Si algunos ven en ello los indicios de una pausa, otros lo verán como la prueba de una nueva madurez: BLACKPINK ya no tiene nada que demostrar, pero mucho por reinventar. Y si la conexión entre las integrantes parece a veces menos fluida, tal vez sea el precio de una libertad artística reencontrada. Nos vemos en el próximo capítulo.