RUNSEOKJIN EP.TOUR de Jin (BTS) en Nueva York, Londres y Ámsterdam – Parte 1

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#Review Tríptico: #RUNSEOKJIN_EP.TOUR de Jin (BTS) en Nueva York, Londres y Ámsterdam

Primer día en el Prudential Center. Aquella noche, Nueva York tenía cita con una gran fiesta familiar, también el DL Team, donde la seriedad se queda en la puerta y el tío bromista toma el micrófono. No hay proezas vocales para dejarte sin aliento, ni coreografías milimétricas, eso no es lo que importa aquí: todo se juega en el placer de estar juntos, en la espontaneidad, en el gusto por los recuerdos que se crean sobre la marcha.

La llegada estruendosa del tío bromista

Desde su entrada, Jin instala ese ambiente único, cruzando el escenario con tranquilidad antes de desencadenar un espectáculo de fuegos artificiales con un simple gesto: “¡Dojeon!” (“¡Desafío!” en coreano). ¡Y ya está! Sabemos que será colorido, sabemos que será hablador, sabemos que ha olido la fiesta.

Es como ese tío joven-viejo que improvisa, lanza juegos, cuenta anécdotas heredadas de los mayores y que acaban haciendo reír a todos, precisamente porque son un poco ridículas. El público sonríe, se relaja, recupera ese placer raro de estar ahí, juntos, sin expectativas exageradas, solo para compartir.

El setlist avanza como los momentos de una velada familiar. Running Wild, I’ll Be There, después esos confetis que vuelan por todas partes, las manos que se levantan sin pensarlo. Jin multiplica las miradas cómplices, improvisa, lanza desafíos, crea juegos en los que todos terminan participando.

Hay instantes en los que uno se pregunta cómo se atreve: la extensión inflable de caballo atada a su cintura, los chistes que no funcionan, los retos lanzados al público… Pero como en toda buena reunión familiar, es justamente este lado imprevisible lo que hace el encanto de la noche.

El público, unos primos cómplices

Los espectadores se convierten en primos cómplices, los que se ríen de las tonterías del tío, los que participan en los juegos, los que aceptan que todo se vaya un poco de las manos, porque, en el fondo, es para eso que se viene. Jin bromea, se disculpa, se burla de sí mismo y la sala ríe con él. Cuando falla una adivinanza o improvisa un paso de baile improbable, no intenta salvar la situación: lo asume, lo comparte, y la sala ríe con él, como se ríe de un tío que nunca se toma en serio.

Cuando los temas del grupo reaparecen –Spring Day, Dynamite, The Astronaut– la emoción nunca es forzada. Jin no busca avivar la nostalgia, la deja llegar, como cuando hojeas un viejo álbum de fotos: una sonrisa, una lágrima, un gesto que recuerda un recuerdo. Uno piensa en MONOCHROME, ese proyecto donde el recuerdo no está fijado, sino vivo, en movimiento, para descubrir juntos. Jin retoma esa idea, crea vínculo, hace de cada canción una pieza de memoria para armar, para habitar.

La escenografía acompaña el movimiento: niebla ligera, colores que cambian, ARMY bombs que parpadean al ritmo de las canciones. Nada está fijado, todo evoluciona, como una fiesta que se inventa sobre la marcha, donde cada uno añade su toque, su risa, su recuerdo.

Como una buena cinta VHS de “Running Man” que nunca cansa

También hay momentos de pura fiesta, como en Super Tuna, Rope It, Butter, donde Jin se suelta, improvisa, invita a la sala a seguirle en sus locuras. Hay instantes más calmados, Abyss, Background, donde la voz se vuelve más suave, más grave, pero sin caer nunca en el drama o el exceso de emoción. Jin no ha venido para eso. Él quiere positividad. ¿Hoy no va bien? ¿Pero por qué? Ni siquiera es tu último día. Mañana todo irá mejor. Y bueno, con un sombrero de vaquero, todo siempre mejora.

Cuando llega Epiphany, la sala se llena de corazones rojos. Jin canta, el público le sigue, y se siente que aquí no se trata de un simple concierto, sino de un recuerdo colectivo que se está creando, de un momento para contar, revivir y transmitir, como una historia familiar que se repite de generación en generación.

Para terminar, Jin ofrece To Me, Today, como un guiño, una última broma, una palabra dulce para el camino. Como una invitación a volver, una y otra vez, para las próximas historias.

Coordinación y contenido mediático: Demona Lauren
Fotografía: HYBE Corp.
Cobertura: Angel Polito, DL Team

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